y demasiado
tarde le he conocido! ¡Prodigioso principio de amor que tenga que amar a un
aborrecido
adversario!…
Romeo: - ¡Oh!
¡De ella debe aprender a brillar la luz de las antorchas! ¡Su hermosura
parece que
pende del rostro de la noche como una joya inestimable en la oreja de un
etíope!
¡Belleza demasiado rica para gozarla; demasiado preciosa para la tierra! ¡Como
nívea paloma
ente cuervos se distingue esa dama entre sus compañeros! Acabado el
baile,
observaré dónde se coloque, y con el contacto de su mano haré dichosa mi ruda
diestra. ¿Por
ventura amó hasta ahora mi corazón? ¡Ojos, desmentidlo! ¡Porque hasta la
noche
presente jamás conocí la verdadera hermosura!
No hay comentarios:
Publicar un comentario